miércoles, 27 de febrero de 2008

DERECHAS E IZQUIERDAS

DERECHAS E IZQUIERDAS

Iberia es territorio en el que no se inventaba nada, pues para eso estaban los ingleses y los franchutes, y ahora los yanquis (no yonquis), que son los amos del cotarro.

Y eso de las derechas y de las izquierdas es un invento francés. Ocurrió cuando lo de su Revolución (ésa sí que fue Revolución) en la que cortaban cabezas a troche y moche con la guillotina, invento barato que se amortizó enseguida. Y cuando llevaban muchas cabezas cortadas se dieron cuenta de que algo había que hacer si no querían morir todos. Y entonces descubrieron lo de la democracia (en realidad un invento inglés) y el diálogo, que luego resultó aunque hablasen en francés. Y para entenderse dijeron: vamos a nombrar a unos de los nuestros y que los otros nombren a otros de los suyos, los juntamos a todos en una especie de circo romano grande, y que se harten de hablar. Así lo hicieron. Y como alguien tenía que dirigir el cotarro, que si no era un gallinero, nombraron a un director de la banda.

Y éste, para saber quiénes tenían unas opiniones y quiénes otras dijo algo así como que unos se sentasen a su derecha y otros a su izquierda, para tenerles más o menos controlados, y también dijo que primero hablase uno de un lado y luego otro del otro, por turnos. Los que estaban a su derecha eran los de la derecha, y los que se sentaban a su izquierda los de la izquierda.

La cosa empezó a funcionar hasta que vino un tío listo, que entró en ese circo por arriba, dando la cara al presidente y dijo: los que están a mi derecha son la derecha y los que están a mi izquierda son la izquierda. O sea, justo al revés. Y ahí sí que se armó, porque nadie entendía nada. Los de la derecha eran la izquierda y los de la izquierda eran la derecha.

Con lo que el presi del cotarro dijo que quienes quisieran cambiar de sitio o de chaqueta que fuesen al centro, y ocurrió que todos se fueron al centro dejando vacíos los sitios que ocupaban. Pero como el pasillo del centro era estrecho no cabían todos, así que venga a pegarse entre éllos por estar en el centro: insultos, patadas, puñaladas traperas, y al final todos consiguieron estar en el centro, apretados, pero en el centro. Se acababa de inventar el centro, como en la transición de nuestra segunda dictadura a nuestra segunda democracia. Todos centrados. Como ahora. Menudo follón. No hay quien les entienda. Diario de Burgos. 26.2.08

lunes, 25 de febrero de 2008

LA ESTAMPITA

LA ESTAMPITA

Más o menos el timo consiste en lo siguiente. Se ponen de acuerdo dos pajarracos o pajarracas, que da igual, y preparan unos papelitos que suelen ser unos décimos de lotería o el cupón de los ciegos, y una vez divisado el incauto en lontananza, el que sabe hacerse el tonto aborda a la pieza. Se le acerca y con voz temblorosa le enseña los cupones o décimos, y le dice que no sabe bien qué es eso o que es un premio pero que no tiene tiempo de cobrarlo porque tiene que salir zumbando al pueblo a ver a su mami, que se ha puesto malita de repente.. Cualquier argumento vale. El caso es que a la pieza se la despierte la codicia y vea la oportunidad de hacer negocio. En ese momento aparece por casualidad alguien que pasaba por allí y se dirigen a él como para preguntarle si los papelitos pueden ser valiosos. Éste responde que sí y se ofrece a comprarlos, pero no lleva encima dinero suficiente, lo que es una lástima, ya que la oportunidad de negocio es clara. Total, que la pieza a abatir acude a su cajita de ahorros, saca unos dineritos y se los ofrece al tonto en presencia del educado caballero que no tenía dinero encima y que hace de testigo. Se cambian las estampitas por la pasta, y cada uno se va por su lado. Cuando la pieza vuelve a su cajita a ingresar lo que le han dado se encuentra con recortes de periódico.

Real como la vida misma, ha funcionado y funcionará mientras la avidez y la codicia sean la guía espiritual de la humanidad.

Pues esto es lo que ha ocurrido con los bonos basura, mal llamados hipotecas basura o subprime, que han consistido en emitir créditos titulizados a gran escala y endosarlos a entidades que, codiciosas, han picado. El fenómeno ha tenido su origen (como de costumbre) en Yanquilandia y se ha extendido por todo el mundo financiero. Cuando algún ejecutivo de copete y cartera ha ido a transformar el papelín en dinero se ha dado cuenta de que no vale nada, y en vez de imputar la pérdida a su entidad bancaria, como le correspondía, la ha endosado a otro ejecutivo codicioso. La cadena se ha multiplicado y la desconfianza se ha extendido por todo el mundo financiero, en el que ya nadie se fía de nadie y menos con esos papelines en circulación. Los responsables de los bancos se han curado en salud y han provisionado esos títulos dando lugar a enormes pérdidas (teóricas) cuya cuantía se ha hecho pública y que a su vez han originado más provisiones y más pérdidas. Y todo por unos cuantos yanquis de mierda que estaban trabajando en entidades financieras y manejando con poderosos ordenadores enormes cantidades de titulitos (estampitas) sin valor alguno, cediéndoselos unos a otros a sabiendas de que no tenían respaldo económico alguno. Vivir para ver. Pero ha funcionado, y cómo.

viernes, 22 de febrero de 2008

EL VELO

EL VELO

Intrigado estoy. Resulta que el amigo Rajoy toca el tema de los inmigrantes en su campaña y dice que cuando gobierne va a quitar el velo a las inmigrantes. No aclara quién se encargará del tema, si la policía o el presidente de la comunidad de propietarios. El caso es que se quiten el velo.

Y aquí viene la intriga. Porque veo fotos de inmigrantes con velo y veo fotos de monjitas ibéricas con velo y no sé distinguir unas de otras. Y como las leyes son iguales para todos-as, pues como que habrá que quitar el velo a las monjitas al igual que a las inmigrantes, digo.

Pero hay varias clases de monjas con velo, pues unas ayudan, por ejemplo, en los hospitales y en las clínicas del bien morir sufriendo (o sea las del Sr. Lamela y Cía.), y a éstas a ver quién es el guapo que se lo quita. Hay otras que van por la calle con velo (acabo de ver a dos de riguroso negro, que es lo que me ha inspirado para escribir esto), y a ver quién las va a prohibir circular. Y hay otras que no salen nunca al ser de clausura. Bueno, a éstas no por estar en su casa.

Otra variante es la de las monjitas que vienen de la India (es un ejemplo) a repoblar conventos por falta de vocaciones (esta juventud...) y porque se van muriendo las veteranas. Y como son inmigrantes y llevan velo, no cabe duda de que hay que prohibírselo, tanto por ser monjas como por ser inmigrantes.

Y la última variante es que el amigo Rajoy dice que esto no se aplicará en Ceuta y Melilla, ciudades con bastante población de origen árabe, lo que va a crear una nueva desigualdad entre españolitos, salvo que a los ceutíes y melillenses no se les considere como tales.

Por último, supongamos que unas monjitas digan que como se han casado con dios a éllas solamente las quita el velo su patrono, y como éste no es de este mundo, no les son aplicables las leyes mundanas (algo de esto ya hemos oído en otros ámbitos de nuestra convivencia). Pero ahí se equivocan, porque la solución para que esas monjas desobedientes acaten la ley será enviarlas a Ceuta y Melilla, ciudades donde se admite el velo, y allí que se las apañen con las otras ciudadanas españolas de origen árabe que llevan velo. Eso sí, que no terminen tirándose de los pelos, pues estas chicas cristianas son bastante bravas a la hora de cristianizar a los demás. Un saludo.

miércoles, 20 de febrero de 2008

LA ESCALERA

LA ESCALERA

Subimos y bajamos por escaleras. Pero eso era antes del invento de los ascensores, hoy rápidos y cómodos, aunque siempre hay escaleras por si los ascensores fallan. Subir y bajar. Una constante eterna en la humanidad. Incluso decimos lo de subir al cielo y bajar a los infiernos.

En la torre de Babel había una escalera inmensa con una altura infinita por la que subían y bajaban gentes que no se entendían, un precedente de los políticos de ahora. Y cuando era pequeño uno de mis juguetes preferidos era un camión de bomberos, de madera, con escalera que se desplegaba y todo. Por eso voy a hablar de una escalera burgalesa que tiene muchos bemoles. No es la del Sarmental, en la Catedral, bonita como pocas, ni son las de subida a Fernán González o al Castillo, antiguas como la ciudad misma. Es la escalera de los bomberos, que tienen una escalera a la que detestan, por vieja, por antigualla, por inútil, por ineficaz, por peligrosa. Y es que, conociendo la historia de la escalera, no me extraña que los bomberos tengan razón. Su antigüedad es casi infinita, tanto como la del caballo de Troya. Su inutilidad contrastada, pues no llega a muchas de las viviendas de la ciudad al no pasar de cierta altura. Y su peligrosidad evidente, por inestable. O sea, que es mejor no utilizarla para nada.

Con lo que los habitantes de esta ciudadela nos preguntamos: si dejan levantar altos mamotretos a los que no puede llegar la escalera, si no puede maniobrar de forma adecuada, si no es segura para quienes se suben a élla, entonces ¿para qué queremos la escalera? Venderla no es posible, pues comprador no habrá; repararla es inútil pues no admite reparaciones. Ponerla en el museo de las momias burgalesas, el de la calle Miranda, es imposible, porque hay montones de espaditas y no cabe. Entonces ¿qué podemos hacer con élla? Y la respuesta es sencilla: desmontarla y aprovechar las piezas para un mecano como los que teníamos de chavales, aunque ahora fuese un mecano grande. Y eso sí, desear que el sentido común prevalezca sobre criterios autoritarios y convenza a los señores que administran nuestra pasta gansa de que nuestra vida, la de los bomberos, e incluso la suya, pueden depender de que en nuestra ciudad haya una escalera de incendios de verdad, y no esa porquería que no sirve para nada. Bueno, sí, para desmontarla y jugar a los mecanos. Diario de Burgos. 20.2.08

sábado, 16 de febrero de 2008

EL POLVORILLA

EL POLVORILLA

Esta mañana me he cruzado en la calle con Juanjo y su mujer. Me han reconocido y saludado con gran amabilidad, como recordando los tiempos en que era asiduo de su establecimiento, sin duda uno de los sitios donde mejor se comía en Burgos a un precio asequible. Y es que esto viene a cuento de que Luis Ángel de la Viuda, con gran buena voluntad, está publicando los lunes unas reseñas sobre los viejos bares de Burgos, y la última fue sobre el Polvorilla. Ahora bien, a Luis Ángel se le nota que ha vivido bastantes años fuera de Burgos, y por eso no conoce algunas de las anécdotas de los propietarios de estos viejos y añorados establecimientos. Por eso escribo esto, en realidad para mis blogueros, alguno de los cuales me ha pedido que rememore aquel Burgos y aquellos bares de entonces.

Román, el padre, quien era amigo del mío, es cierto que se presentó a concejal por el tercio de cabezas de familia, lo que ocurrió sobre los 70, y no fue elegido pese a que le votó muchísima gente, pues ponían en las papeletas el apodo de Polvorilla en vez de su nombre, con lo que esos votos eran nulos. Por eso no salió. Y sí que pretendía tirar abajo esas casas que separan la plaza de la Libertad de la calle de Santander, lo que era una excelente idea ya que se hubiesen unido los dos viejos mercados, el mayor (Plaza de la Libertad) y el menor (Plaza Mayor), creándose un gran espacio de convivencia.

De Román se cuenta, ya lo oí siendo niño, que compraba perdices en el mercado para luego vendérselas a los bilbaínos que venían a cazar y que las colgaban en el exterior de los coches para regresar a Bilbao. Los susodichos no venían a cazar, sino a pasar el fin de semana en Burgos con sus queridas, y si traían a sus perros los dejaban en la habitación de un hostal muertos de asco mientras éllos se entretenían folgando. Por cierto que se las vendía a precio de oro, pero como eran de Bilbao...

Otra cosa que recuerdo es que un día abrí sin darme cuenta la puerta de un cuartucho que estaba debajo de la escalera y ví tres corderillos, vivos y atados, lo que quería decir que les mataban en la misma cocina para luego asarles. No me extraña que las mollejas fuesen tan excelentes; era uno de mis platos preferidos.

Para qué hablar de los cangrejos, esos que teníamos hasta que un desgraciado funcionario tuvo una mala idea de la que hablaré en otra ocasión. Mal rayo le partiera aunque el pobre se haya muerto ya. Los del Polvorilla eran de los mejores de Burgos, sin desmerecer a otros como los de la Ventilla, el Pececitos, la Venta de la Petra, el Mesón del Cid, la Pedraja.... bueno, en general en casi todo Burgos les ponían bien. También había buen vino, blanco, clarete y tinto en frascas de las de verdad.

Y otra, el ambiente taurino. Por allí desfilaban toreros, aficionados de verdad cuando los toros eran toros, y si no había toros en el bar era porque no cabían. Juanjo era un gran aficionado. Por cierto, algo que no todo el mundo sabe: tenía, y de ello presumía, el carné nº 1 de la UGT de Burgos. Está jubilado hace unos años, y el Polvorilla de ahora nada tiene que ver con el de entonces, aunque salvo la buena voluntad de su titular pese a su afán de cobrar a buen precio sus estimados pinchos.

martes, 12 de febrero de 2008

EL CHINO COCHINO

EL CHINO COCHINO

Siendo niño presencié el sacrificio de un cerdo en esa aldea maravillosa cuyo nombre guardo en mi corazón. No olvidaré la escena pero tampoco la voy a describir. Eran tiempos de necesidad para los agricultores de esta nuestra tierra, que mataban un cerdo al año, dos como mucho, para aprovecharlo todo, desde la sangre hasta las manos, y tirar luego del cerdo a lo largo del año y en la época de la cosecha, en la que dejaban los chorizos y lomos a los agosteros que se contrataban en el Espoloncillo, donde también veíamos a los charlatanes vendiendo peines, brochas y espejos. Tiempos de hambre, de los que ya nadie quiere acordarse, como si nos diese vergüenza, cuando son nuestra historia, nuestras raíces, de las debemos sentirnos orgullosos. Aquellos cerdos (chinos les llamaban) que se criaban en la cochiquera de enfrente comiendo mondas de patatas, pan duro, salvado y agua, todo mezclado, y que comían como lo que eran, como unos chinos cochinos.

Y hoy, con tanta opulencia, tanto adelanto y tanto cuento, vemos que tenemos jamones a puntapala, por todas partes, buenos y menos buenos, que se anuncian como si fuesen maravillas. Cuánto cuento con ese dichoso jamón ibérico. Ahora pretenden que ese nombre solo pueda usarse en ciertas zonas. Valiente tontería. Y todo para subir los precios diciendo que es jamón de bellota. Miren. Si sumamos los cerdos alimentados (?) con bellota y calculamos las bellotas que es capaz de comerse un chino cochino cada día y tenemos en cuenta que no todo el año hay bellotas, tendríamos que no ya toda nuestra Iberia, sino que a lo mejor con toda Europa no nos llegaba para tanto cerdo ibérico.

Y como en esto de la alimentación hay mucho cuento, lo mejor es que volvamos a nuestros ancestros y pensemos que si queremos un buen jamón no hace falta que nos garanticen la alimentación del chino con bellotas. Basta con comprar un pernil de cerdo normal en un matadero, llevarlo a cualquier pueblo de nuestra amada Sierra, prensarlo con sal y pimentón, curarlo al humo en la cocina castellana, secarlo en el desván, y tendremos el mejor jamón del mundo, sin marcas, sin marchamos, sin denominaciones, sin cuentos chinos, simplemente jamón. Y chorizos, lomos, salchichones, costillas, manitas, caretas, y lo que queramos sacar de ese nuestro amigo el chino cochino. Sin cuentos chinos. Qué cochinadas más ricas. Diario de Burgos. 12.2.08

sábado, 9 de febrero de 2008

AYUDAR A LA NATURALEZA

AYUDAR A LA NATURALEZA

Por sabia que sea la madre Natura, siempre precisa de la ayuda del hombre. Y no solo para reponer árboles, encauzar ríos, aflorar manantiales, cultivar cereales, esas cosas que nos sirven para vivir y disfrutar.

Hay que ayudarla en otros temas. Si en la madre Natura el ser humano tiene un límite vital a partir del cual desaparece, es preciso que la ayudemos en ese empeño para acelerar algo que de todas formas va a suceder, simplemente la muerte.

De ahí que, de cuando en cuando, la ayudemos con diversos métodos. Por ejemplo, en las guerras de moros y cristianos uno de los dos bandos debía prevalecer sobre el otro, y al no convencer al contrario (ni siquiera se hablaban), lo mejor era hacerle desaparecer y así eliminar obstáculos en aras de la hegemonía de la civilización verdadera (si de paso nos quedábamos con sus tierras, mejor, pues así servían al noble fin que nos empujaba). Ocurrió también en la llamada evangelización en tierras americanas. Ocurrió con nuestra (no solo nuestra) afamada Inquisición. Ocurrió en la Revolución Francesa, en la Gran Guerra, en la segunda guerra mundial, y sigue ocurriendo hoy en varios sitios cercanos a nuestra amada Europa, que suelen estar situados en Oriente Medio, donde si hay algo de petróleo que puede ser explotado en aras de la civilización occidental (o sea bolsillos de unos pocos), es por pura casualidad. Y si mueren unos cuantos niños es también por pura casualidad, pues no debían haber estado allí.

El planteamiento es simple. Yo pienso de una manera y tú de otra. Al no ponernos de acuerdo, es evidente que uno de los dos sobra, con lo cual antes de que tú me ayudes a anticipar mi cantado final, prefiero ayudarte yo a tí. Y si de paso me dejas tu herencia, mejor, y si no me la dejas, no te preocupes, que ya la cogeré yo salvo que tus herederos me la dejen voluntariamente a la vista de mis contundentes argumentos.

Y todo ello, como digo, movido por el afán altruista de ayudar a la madre Natura anticipando el final del ser humano que, de todas formas, iba a morir igual. Eso sí, cuando muere se le entierra con honores (sin pasarse), se pone en su tumba una cruz, o una media luna, o una estrella de David, o algún otro símbolo de la ideología que sea que nos empuja al exterminio, y que siga la vida. El muerto al hoyo, y el vivo a su herencia. Y si es posible a su petróleo. Diario de Burgos 31.8.06

martes, 5 de febrero de 2008

EL PUENTING

EL PUENTING

Eso del puenting consiste en subirse a un puente alto, atarse una cuerda larga que tiene un muelle, tirarse al vacío y esperar a que en la caída el muelle actúe y recoja al valiente antes de que llegue al suelo, porque si llega al suelo se acaba su valentía. Es de valientes, qué quieren que les diga, pero a mí no me pillan ni de coña en esos menesteres.

Pongo el puenting de ejemplo porque hace años que llegó la moda de coger una palabra castellana, añadirla el sufijo inglés ing y tener así un palabro nuevo. Puenting: tirarse desde el puente con garantías. Y muchas palabras castellanas pueden adaptarse. Conocíamos, por ejemplo, el ranking, saber qué puesto se ocupa en una lista, o el renting, algo relativo a los coches, o el parking, la primera a la que nos acostumbramos, pero hay otras que no nos sirven aunque nos esforcemos. Es el caso del silling, que podría consistir en estar sentado el mayor tiempo posible en una silla o bien darle a otro con la silla en la cabeza (no dejaría de ser un deporte justificado en algunas ocasiones). El silling sería antecedente del butaking, o sea que en vez de estar en una silla se estaría el mayor tiempo posible en una butaca (un amigo mío ganaría el ranking del butaking).

También tenemos dentro del ranking de actividades valientes el rafting, que debe ser eso de tirarse por los rápidos de un río metido en una canoa. Tampoco me pillarían, y es que en el Arlanzón no se puede practicar ese deporte tanto porque no hay corrientes rápidas como porque si te ven los patos en su territorio te sacan los ojitos. Lástima que a los gitanos se les haya olvidado la receta del pato a la naranja.

Y entre las sedentarias podíamos mencionar el maceting, o sea tirar macetas desde los balcones a los alborotadores de la noche en los fines de semana. O el ermiting, hacer desaparecer ermitas en nuestro municipio sin que se sepa quién practica ese deporte. O el ediling, conseguir plazas de garaje en los parkings del gueto sin soltar ni un eurito. O el caming, que sería lo de camear como paso previo al folling, algo que no precisa de explicación. Como se advierte, hay muchas actividades ing. Bueno, me voy antes de que mis fans (que les tengo) se me den de baja por decir que estoy haciendo el chorring, lo que puede ser cierto. Dedicado a un bloguero que de eso del castellano sabe mucho. Un saluding. Diario de Burgos. 5.2.08

sábado, 2 de febrero de 2008

QUIERO SER EDIL

QUIERO SER EDIL

Hay cosas de los ediles que no interesan. Por ejemplo, esas tediosas reuniones que duran la tira. No podría aguantarlo. En una ocasión, siendo joven, acompañé a un buen Alcalde a la Plaza Mayor y me comentaba que iba al Ayuntamiento a oír las bobadas que decían los concejales. Sería verdad, pues en aquellos tiempos no podían decir otras cosas. Y ahora que pueden, parece que el panorama no ha cambiado mucho.

También me echa para atrás el asalto de los ciudadanos al edil paseante para preguntarle ¿qué hay de lo mío? preguntita de la que nuestros políticos están hasta el gorro, y con razón, aunque hoy tienen telefonillos pagados por los ciudadanos. Pero hay cosas que sí interesan. Y entre ellas hay una que puede ser definitiva, que es la plaza de aparcamiento gratis en algún Agujerito del centro de la ciudad. Y es que antes (parece ser que desde siempre) tenían los ediles (y algunos más) una plaza de garaje en el Agujerito privado (privado quiere decir que solamente lo usaban ellos) del edificio de Avenida del Cid, 3, y sin costo alguno, salvo el de mantenimiento, que, como es habitual, corre de cuenta de nuestros bolsillos, como sus telefonillos.

Pero ahora rizan el rizo, y desde hace meses el consistorio (o sea éllos mismos) han contratado (para éllos mismos) 25 plazas de garaje (pagadas por nosotros, claro) en el Agujerito de la Plaza Mayor, y algunos dicen que si vuelven al de Santocildes molestan a los vecinos de la zona. Pues han tardado unos 40 años (los que tiene ese edificio) en darse cuenta de que molestan, aunque nunca es tarde si la dicha es buena. Y pregunto: si quedan 25 plazas libres en ese Agujerito, ¿podríamos usarlas los paganos? ¿o acaso las reservan para otras “necesidades” municipales?

Ésa es la razón definitiva por la que quiero ser edil, pues de esa forma podría entrar en el Agujerito de la Plaza Mayor con mi tarjeta gratuita, enseñarla a mis amigos para darles envidia, y salir cuando me apetezca, precise o no del coche. Nada de bicicletas, nada de andar (ni siquiera 300 metros), ejercicios anticuados y denostados ¿se habrán hecho ya mayores? Nada, lo mejor es el coche, directamente al Agujerito y así entrar en el Consistorio sin que nadie nos asalte por el camino ni nos pregunten que qué hay de lo suyo. A lo dicho. Quiero garaje gratis. Quiero ser edil. ¿Qué hay que hacer? Diario de Burgos 22.5.07