martes, 1 de enero de 2008

ÁNGEL DE AMOR

ÁNGEL DE AMOR

¿No es verdad, ángel de amor, que en esta apartada orilla más clara la luna brilla y se respira mejor?, le dice Marianito a Cecilia con voz arrebolada en la cálida noche de principios de verano. Y responde Cecilia: puede que sea verdad, Marianín, pero no hemos venido aquí a ver la luna clara ni a respirar mejor, sino a hacer algo más importante, y si tú no te atreves a empezar, empiezo yo. Dicho y hecho; tomó Cecilia la iniciativa, cogió la linterna, la navajilla y la cestita de mimbre y se puso como loca a buscar las setas de carrerilla que le había encargado su abuelito y que tanto le gustaban. Claro está que Marianito la siguió. Qué iba a hacer el hombre si es la mujer la que lleva la iniciativa en los menesteres amorosos. Así que a buscar setas, y no rolex, como los vascos del chiste.

Pensar que esta bucólica escena pueda repetirse cada noche a orillas del Arlanzón me conmueve. Por fin nuestro río va a servir para algo más que de criadero de malditos patos en mala hora mal traídos. Y es que en las noches de verano las amantes parejas mejor que se olviden de las actividades reproductoras y se dediquen a buscar setas. Porque las setas son de temporada, y lo otro se puede hacer en cualquier época del año, con lo que hay que aprovechar la temporada de setas.

Además ¿a qué viene tanto afán reproductor? Una cosa es querer tener hijitos y otra, bien distinta, saber qué demonios se va a hacer con ellos cuando nazcan. Hay que amamantarles, limpiarles, enseñarles a andar, a hablar, alimentarles, llevarles al cole, aguantar sus caprichos y gamberradas, endosarles a los abueletes (juro que en eso no me pillan), esperar a que crezcan, buscarles una profesión, un oficio, unos estudios, algo con lo que intenten valerse por sí mismos. Y luego, al final, cuando ya andan por la treintena y no quieren dejar a su mami porque cocina muy bien, y anda el papi desesperadito, dar la entrada para el pisito ese tan mono que amargará la vida a los cotizantes de la hipoteca contratada a través de un conocimiento que les ha convencido de que la entidad en la que trabaja tiene las mejores ofertas del mundo. Por lo que cada día me gustan más las setas y menos los niños, de los que salvo a los de menos de tres meses, que están de rechupete untados con manteca y al horno. Diario de Burgos 10.7.07

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